Como cada mañana, Javier desayunaba un
tazón de leche con sus cereales preferidos, mostrándose ajeno a los horarios
que rigen la dinámica familiar. A pesar de tener siete años, su madre tenía que
ayudarle a vestirse y, como tantos otros, ese día tampoco pudo ponerle la ropa
nueva que le habían regalado sus abuelos.
Su madre tenía que lavar toda la ropa nueva
con un determinado suavizante para que Javier aceptase estrenar algo. Cada día
Javier se levantaba angustiando preguntando por el día concreto de la semana,
el mes y el número. Todas las mañanas preguntaba lo mismo y a continuación
necesitaba saber si ese día tenía que ir o no al colegio.
A pesar de que Javier comenzó a hablar algo más tarde que otros niños, ahora no paraba de hablar. Su lenguaje era muy correcto aunque siempre solía hablar de su tema favorito, "los dinosaurios", y era muy difícil cambiar el tema de conversación [...]
A pesar de que Javier comenzó a hablar algo más tarde que otros niños, ahora no paraba de hablar. Su lenguaje era muy correcto aunque siempre solía hablar de su tema favorito, "los dinosaurios", y era muy difícil cambiar el tema de conversación [...]
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